viernes, 12 de marzo de 2010

Sobre los hombres que pagan por sexo




Por Lille Skvat


A los hombres les da igual que las putas a las que se tiran por dos duros sean mujeres traficadas y obligadas a ello. Esto, que para mí es una evidencia, en esta sociedad hipócrita parece una novedad que incluso despierta controversias y escándalo.


Explico el asunto. Resulta que un político danés de uno de los partidos de izquierda (SF), Kamal Qureshi, y una ONG llamada Safe and Alive para marcar el Día Internacional de la Mujer decidieron poner a prueba a los hombres daneses. Publicaron un anuncio falso en la sección de contactos de uno de los dos periódicos de escándalos. En un par de días recibieron varias llamadas, 14 para ser exactos, de clientes interesados en tener sexo con las mujeres negras que se vendían en este anuncio. En las conversaciones el que se hace pasar por el chulo explica que las mujeres son traficadas contra su voluntad y que por eso son tan baratas. La mitad de los hombres que llamaron dijeron que no les importaba y que deseaban comprar el servicio sexual aun así.


Esto ha creado escándalo porque por una vez se ha demostrado con grabaciones que los hombres, incluso sabiendo las condiciones de las mujeres, deciden comprar sus servicios. Sin embargo, sinceramente, ¿quién pensaba que era de otra forma antes? Quiero decir, todo el mundo sabe que las mujeres que vienen a Dinamarca de países del tercer mundo o de Europa del Este y que trabajan como prostitutas en burdeles y en la calle lo hacen porque son obligadas. Ya hemos visto varios documentales que nos cuentan desde las condiciones de las tailandesas encerradas durante meses hasta como los abogados respetables participan para conseguir que los chulos no paguen impuestos. Hemos leído incontables artículos en los periódicos que nos describen más que detalladamente que la mayoría de las prostitutas que trabajan en Dinamarca son extranjeras y que de ellas la mayor parte son traficadas que no esperaban tener que trabajar vendiendo sexo. Hemos visto campañas de diversas ONG, de partidos políticos, incluso de las propias asociaciones de prostitutas explicando que la enorme mayoría de esas mujeres son víctimas del tráfico humano. Y cada día cualquier persona normal que viva en Dinamarca puede al caminar por la calle ver los burdeles abiertos 24 horas para que los clientes entren, pero de los que nunca salen las mujeres que trabajan. Yo misma he visto varias veces como al salir la persona que me imagino es propietaria o proxeneta cierra la puerta con llave desde fuera mientras dentro quedan personas que hablan a través de la puerta.


¿Y aun así la sociedad tiene la fantasía de que si los hombres saben que estas mujeres no quieren ser prostitutas no desearan comprar sus servicios? Por favor... Casi suena a mofa.

De buenas a primeras digo yo que el hombre que compra sexo de una prostituta está claro que en ningún momento se interesa por la mujer con la que tiene sexo....(continúa)


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